06/06/2025 | ACTUALIZADO: 8:11:48
NACIONAL - 04/06/2025
Recupera su casa convertida en un vertedero después de 4 años y la okupa la amenaza de muerte ''¡Ayúdenme, por favor!''
En paro y con esa única vivienda en propiedad, Roció muestra a Libre Mercado las imágenes de una casa literalmente inhabitable
libremercado.com
04/06/2025
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El calvario que sufren las víctimas de la llamada inquiokupación ni siquiera termina cuando, después de años de lucha en los tribunales, consiguen recuperar su casa. En la mayor parte de los casos, si tienen esa suerte, no solo no recuperan todo el dinero perdido, sino que, además, se encuentran una vivienda completamente destrozada.

Ese es precisamente el caso de Rocío, una propietaria de Rota (Cádiz) en paro y con una única vivienda en propiedad, que llevaba desde 2022 manteniendo a sus inquiokupas y, cuando por fin pensaba que podría cantar victoria, se ha encontrado su casa convertida en un auténtico vertedero, tal y como muestran los vídeos a los que ha tenido acceso Libre Mercado: "He recuperado mi piso, pero es evidente que no puedo vivir allí. Está todo roto y lleno de basura por todas partes, no se puede entrar sin mascarilla porque huele fatal, hay cubas llenas de agua podrida, el fregadero atascado, bichos por todas partes… Es increíble".

He recuperado mi piso, pero es evidente que no puedo vivir allí. Está todo roto y lleno de basura por todas partes, no se puede entrar sin mascarilla porque huele fatal, hay cubas llenas de agua podrida, el fregadero atascado, bichos por todas partes…

Ante esta tesitura, Rocío —que duerme en el sofá de una amiga, tras pasar por un trastero y una ONG, y que únicamente cobra el Ingreso Mínimo Vital— pide ayuda al Ayuntamiento o a cualquiera que pueda echarla una mano. "¡Ayúdenme, por favor! Porque he recuperado mi casa, sí, pero no solo es que no tenga dinero para comprar muebles nuevos o pintar, es que esa casa hay que fumigarla y sacar todo de allí y yo en mi situación no puedo hacer frente a todo esto", dice desesperada.

Amenazas der muerte
Y su desesperación no viene únicamente por no tener dinero para adecentar una casa que ella alquiló en perfectas condiciones, sino también por el temor a que le pase algo. "Yo ahora estoy viviendo en otra localidad y después de lo que pasó tengo mucho miedo a volver", reconoce. Hace unos días, el hombre le lanzó a su perro sin bozal. "¡Muérdela, muérdela!", dice Rocío que le ordenó. Y la cosa no se quedó ahí.

"Como le pase algo a mi hija, yo iré a la cárcel, pero a esta mujer la mato"

Según los vecinos, su hija acudió al piso una vez ya desahuciados. "Los vecinos me dijeron que estaba intentando abrir la puerta con un cuchillo. Llamé a la Policía y luego le escuché decir por la calle que si me veía me lo iba a clavar", recuerda con la voz entrecortada. Tras acudir a interponer sendas denuncias, las amenazas llegaron de la madre. "Como le pase algo a mi hija, yo iré a la cárcel, pero a esta mujer la mato", le contaron que había llegado a decir en un bar de la zona.

Impagos y amenazas desde el principio
Su historia se remonta a principios de 2021. Rocío vivía con su expareja y había puesto en alquiler su único piso. "Me había quedado sin trabajo y había que seguir pagando cosas, así que decidí probar a alquilarlo por un año". Sin embargo, la experiencia no salió como esperaba. Sus inquilinos pronto dejaron de pagar y, aunque intentó ponerse en contacto con ellos para arreglar las cosas, lo único que recibió fueron amenazas.

"Me empezaron a decir que me iban a denunciar por acoso, así que no tuve más remedio que buscar un abogado y dirigirme a ellos través de burofax", recuerda la propietaria. El juicio se celebró a principios de 2022. Sin embargo, sus ya inquiokupas se declararon vulnerables y, en virtud del polémico decreto antidesahucios aprobado en pandemia y prorrogado sine die, lograron frenar el lanzamiento.

Propietaria y en la calle
El problema es que, por aquel entonces, ella misma se vio inmersa en una delicada situación: "Rompí con mi pareja, él vendió la casa y yo me quedé en la calle y sin trabajo. Menos mal que, gracias a Dios, una amiga me dejó dormir en el sofá de su casa, pero vamos, que así no podía estar tampoco, así que le dije al abogado que certificara que yo también era vulnerable".

Lo que no se imaginaba es que, para ella, las cosas no iban a ser tan fáciles como para sus inquiokupas. "Me dijeron que yo no podía ser vulnerable porque tenía una propiedad, pero, claro… ¿De qué me servía?", se pregunta indignada. Y lo peor es que, en medio de los trámites, como descubrieron que ya no vivía en la casa en la que estaba empadronada, le quitaron el empadronamiento, por lo que dejó de cobrar el Ingreso Mínimo Vital: "Me vi sin dinero y sin casa, así que imagínate".

Rocío se trasladó entonces a un trastero del que era propietaria y trató de empadronarse allí para, al menos, poder seguir percibiendo algún ingreso. Sin embargo, los vecinos —entre los que había varios policías— le dijeron que eso no podía hacerlo y amenazaron con denunciarla, por lo que tuvo que buscar otra alternativa.

Afortunadamente, una ONG se puso en contacto con ella y le ofreció vivir en su sede, pero aquello tampoco duró mucho tiempo: "Para mí fue muy humillante, porque no entendía por qué, si yo tenía una casa, tenía que ser yo la que recurriera a estos recursos, y además es que allí no podía hacer lo que quisiera, porque lógicamente tenía que ajustarme a unos horarios y a unas reglas, y al poco me tuve que ir porque aquello evidentemente era para personas sin hogar".

Con todo, a Rocío no le quedó más remedio que volver a casa de su amiga y confiar en que la Justicia, aunque lenta, le terminaría dando la razón. Cambió de abogado y, en noviembre del año pasado, logró que la declarasen vulnerable y que se demostrara que sus inquiokupas no lo son. Hace una semana coniguió echarles. Sin embargo, ahora su preocupación es intentar rehacer su vida.

Arruinada y desesperada
Después de cuatro años sin cobrar ni un euro, pero pagando el IBI y los suministros, su situación es muy delicada. Sin trabajo, su único ingreso es el IMV, que ni siquiera llega a 600 euros, por lo que, a pesar de haber recuperado su casa, no sabe cómo va a hacer frente a toda la inversión que, desgraciadamente, requiere para que vuelva a ser habitable. Aun así, ella no quiere dinero. Tan solo ayuda para vaciarla y desinfectarla y, en todo caso, un trabajo con el que poder recuperar la dignidad que toda esta situación le ha arrebatado.

"Yo conozco a Rocío y ella no quiere vivir de paguitas, pero necesita ayuda. Hay casos sangrantes, pero el suyo…. No hay derecho. Hay que ayudarla como sea"

"En este tiempo, he hecho unos cursos de ayuda a domicilio para intentar reciclarme y lo único que quiero es encontrar trabajo y no depender de nadie", repite una y otra vez. "Yo conozco a Rocío y ella no quiere vivir de paguitas, pero necesita ayuda —dice Pilar Martínez, la persona que más la ha ayudado desde la Plataforma de Afectados por la Ocupación—. Hay casos sangrantes, pero el suyo…. No hay derecho. Hay que ayudarla como sea".

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